miércoles, 7 de marzo de 2007

El día en que The Beatles volvió a tocar

Por las crónicas de los gauchos fantasmas, muchas fantasías comenzaron a proliferar. Una de ellas fue la concreción de un viejo sueño de los nostálgicos de los sesenta: la reunión de los Beatles.
Ya no estaban Lennon ni Harrison. "Pero podrían estar, si el deseo de concretar un sueño es posible para nosotros", afirmó Shannon Wick Mc Noble, gerente general del tren Trasandino.
Las radios rockeras criticaron mucho estas declaraciones, sólo comparables con aquellas lanzadas por el ex financista Mc Gregorcic acerca de que Adolfo Hitler había muerto en Palmira, departamento de San Martín, provincia de Mendoza. Sin embargo, la cúpula trasandina no se rindió al sueño de emprender esta aventura imposible e irrealizable. "Si logramos hacer un Disney en el Aconcagua, ¿cómo no podremos juntar nuevamente a los Beatles?", insistió Mc Noble, para que la prensa recalentara la noticia y de ese modo aumentase el nivel de conocimiento de su empresa, un modo alternativo de hacer publicidad.
Una mañana de agosto de 2015, las calles de Mendoza y Santiago aparecieron repletas de afiches gigantes y psicodélicos: "21 de septiembre, The Beatles en el Cristo Redentor. Entradas limitadas. Llame al 0800-4567-4566". La respuesta no se hizo esperar: las entradas se agotaron esa misma mañana y se esperaba para el 20 de septiembre el arribo de un millón y medio de personas, procedentes de todos los países del mundo -en especial, Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania y España.
Ante la dimensión de este suceso, que podía significar un descalabro de la capacidad hotelera de Mendoza, se lanzó una campaña solidaria en el que muchos ofrecieron instalar carpas de campamentos en el Parque San Martín, Parque Cívico y Parque Central de la ciudad cuyana, como también otro tanto en los espacios verdes más importantes de Santiago.
Cuando llegó el Día de la Primavera, ningún medio se animó a afirmar que los Beatles habían llegado al país, aunque algunos se atrevieron a decir que Ringo Starr vino en colectivo desde Salta y Mc Cartney, en barco, desde Valparaíso. Después, sorpresivamente, las agencias de noticias EFE y Reuters afirmaron que Lennon acampaba desde hacía un mes en el Aconcagua y que George estaba recluido, al parecer, en la vivienda de David Lebón, en Mendoza.
El Trasandino no dio a basto para llevar a tanta gente hasta el punto limístrofe para presenciar el concierto, pero un hecho a último momento casi hizo fracasar este histórico reencuentro: una tremenda bola de nieve tapaba el ingreso al Cristo Redentor.
Ante este hecho inusual, los organizadores ya tenían un "plan B" -que en realidad siempre fue el plan original-: los Beatles tocarían en el techo del tren, en un recorrido a lo largo del trecho Puente del Inca - Uspallata.
En esa zona montañosa se instalaron numerosas carpas y por primera vez, el río Mendoza corrió peligro de quedarse sin agua. Pero no faltaron los vendedores de soda, clericó en caja y gancia.
A las 11.00 del día 22 de septiembre, los cuatro de Liverpool, vestidos de negros y con túnicas oscuras, largaron con "Anochecer de un día agitado" y tras dos horas de toque seguido, finalizaron con un interminable Hey Jude. Dos millones de personas siguieron la caravana por la montaña.
Ningún periodista tuvo acceso al tren para entrevistar a los cuatro grandes de Liverpool. Si bien las fotografías e imágenes televisivas no fueron de las mejores, quizás por un inusual viento blanco que corrió en ese momento, la misma empresa Trasandino, meses después, comercializó una filmación realizada desde un helicóptero, donde se notaba con claridad la presencia de los cuatro músicos, como si estuvieran tocando en los setenta. El recital de los Beatles en la Cordillera de los Andes triplicó en cantidad al de Woodstock y así quedó fichado como el concierto de rock más popular de la historia. Como teloneros tocaron los mendocinos Bela Lugosi y Parió La Choca.

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