miércoles, 7 de marzo de 2007

Gauchos fantasmas

La corrida del gato Clavicordio constituía la única aventura entretenida del Trasandino durante la noche. Preocupaba la motivación de los pasajeros noctámbulos. En un momento se pensó en una copita de whisky o pisco "gentileza" o vasito de leche tibia con chocolate El Bombón Asesino para acelerar el proceso de apolillaje, pero los directivos no levantaron el pulgar a esta iniciativa "de baja calidad".
Inesperadamente, la "respuesta" llegó del vagón ocho, por parte del empleado "vagón", ese que facturaba por rascarse el ombligo gracias a las viejas cláusulas gremiales.
"Hay fantasmas por estas montañas", se arriesgó a decir Olimpo Olarticoechea, señalando los caracoles chilenos, en el recorrido nocturno que correspondía al viaje con destino final Los Andes. "Y por aquí también", repitió en Potrerillos, una noche en el que el convoy llegó con tres horas de retraso a Mendoza.
La bola corrió como bola de nieve y a los pocos días el rumor había crecido de vagón en vagón, a tal punto que después de la cena todos hablaban de ciertos fantasmas que bajaban de las altas cumbres. Cuando la prensa se hizo eco de la situación, los periódicos chilenos y argentinos enviaron a los Lechomagnotas, para que acordasen dar una misma versión de lo que sucedía de noche en las montañas trasandinas y esta vez lo que ambos escribieron resultó muy verosímil.
A continuación exponemos algunas de las crónicas publicadas:
"Anoche, mientras el indio poeta escuchaba rock nacional con los marcianitos verdes de Puente del Inca, arribaron, muy extenuados, un contingente de siete gauchos guerreros, al parecer, desertores del ejército realista de Chile, que -ante la novedad de la llegada del Ejército Libertador-, buscaban al general San Martín para ofrecer sus servicios" (Ciudadano Diario / 20 de diciembre de 2015).
"¿En algún libro de la historia chilena dice que el general O'Higgins fumó la pipa de la paz con los indios peumayén para así reforzar su ejército contra los realistas? No sólo fue así, sino que tras acordar ese tratado, los peumayén liberaron a espíritus españoles que habían sido encarcelados por pehuenches que tres siglos antes los habían secuestrado en Argentina para someterlos a la esclavitud de las fábricas de jabones en Santiago" (La Tercera / 21 de diciembre de 2015).
"Anoche un gaucho fantasma se subió al vagón dieciséis y mientras compartíamos un mate me invitó a que en febrero fuera a la Fiesta de la Doma y el Potro en Vallecitos. Como le dije que quizás en el trabajo no me iban a creer, me prometió traer fotos de eventos anteriores para que la prensa lo publique y me crea. Le dije que sí y a la noche siguiente, mientras nevaba en Potrerillos, lo vi que se acercaba con su caballo en la misma línea del ferrocarril y tras sacarse el sombrero para saludarme, me tiró un rollo con las siguientes imágenes que ahora ustedes pueden ver..." (Ciudadano Diario / 2 de enero de 2016).
"Eran las 0.00 y el tren se detuvo un rato. Llovía mucho. Entró un gaucho fantasma y preguntó por el sargento Poy. Como me vio despistado, al tiro me dijo que era un oficial de O'Higgins, que tenía un mensaje para San Martín. Al parecer, algo se estaba tramando esa noche en Cancha Rayada y si no despertábamos al general, quizás esa misma noche lo sorprendería un contingente realista. Se lo veía muy desesperado y a pesar del frío y la lluvia, se fue sin esperar que yo le contase lo que dicen los libros de historia sobre ese suceso" (La Tercera / 2 de enero de 2016).
"En Cristo Redentor habían ocho gauchos rezando. Se los veía tridimensionales y de color celeste, como si fueran ángeles con ponchos y botas, quizás porque el paisaje nevado lo hacía así. Y antes de ingresar al túnel quedamos perplejos al ver una multitud de gauchos y paisanas ascendiendo esa montaña, elevando plegarias al cielo. Por primera vez vimos a cientos de decenas de gauchos fantasmas" (Ciudadano Diario / 3 de enero de 2016).
"Andábamos por el río Aconcagua, bajo la luz de la Luna y de repente pasó un indio a caballo, al tiro, y lo seguía un gaucho con un cuete en la raja. Luego me enteré que lo venía persiguiendo desde Papudo porque le había robado una vaca" (La Tercera / 5 de enero de 2016).
"Esa noche de verano inesperadamente nevaba fuerte y le pregunté a ese gaucho fantasma: ¿desde cuándo esquiás vos en Penitentes? Y lo que me dijo me dejó más helado de lo que estaba en ese momento: "Mijito: aprovecho ahora antes de que dentro de cien o doscientos años aquí hagan un centro de esquí y funcione muy poco por falta de nieve. Dicen que'l clima va a cambiá por acá" (Ciudadano Diario / 5 de enero de 2016).
"Cayó como un pollo y shuuta que me despellejé la duda: ¿en qué año andá tu, cachai? Era un gaucho verdecito y me dijo: "Yo estoy en 1813. El cumpa Pedro, en 1625. Yolanda, la empanadera, en 1548, pero no le creo, porque tiene menos arrugas que una berenjena y don Patricio, el cabeza de palta, anda casi como yo, en 1815 y ya me dijo que me voy a casar con una polola morenita y que tendremos dos guaguas, po" (La Tercera / 6 de enero de 2016).
"¿De dónde vienen con tanto ponchos, cumpas?, fue mi pregunta. Los cuatro gauchos fantasmas me miraron con tristeza y atinaron a responderme que ellos murieron hace 150 años en el Aconcagua, pero hasta que no canten el falta envido van a seguir jugando al truco allí arriba, aunque el frío los atormente en ese Purgatorio" (Ciudadano Diario / 6 de enero de 2016).Además de estas crónicas de los Lechomagnotas, se sumaron un pilón de testimonios escritos por pasajeros noctámbulos en el Libro de Quejas, que quedó sin espacio para asentar las verdaderas quejas, porque los noctámbulos se quejaban de una opinión pública escéptica y con las persianas de la sensibilidad quebradas por el demonio del racionalismo. Así, el Libro de Quejas del Trasandino se transformó en un best seller por las crónicas de gauchos fantasmas y cada año se publicaba un compilado actualizado en las librerías, con DVD que incluían imágenes, que a muchos sorprendían. Eso sí: Olimpo Olarticoechea siempre cobró un plus por derecho de autor ante cada edición publicada.

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