miércoles, 7 de marzo de 2007

"Lechomagnota is King Kong"


Así lo tituló el Whashington Times. Y tenía sus razones. Es que ante las dudas generadas en la opinión pública sobre si ese individuo sospechoso, autor del mural más grande del mundo en el cerro Negro, visto por tripulantes curiosos del Trasandino, era verdad o no, finalmente el Lechomagnota se dio a conocer ante todos.
Aún no se sabe quién fue el que llamó a la televisión -deducen que fueron los mismos Lechomagnotas escribientes versión mendocina y chilena- o bien, una casualidad de la buena puntería mediática, a la hora de buscar noticias, pero lo concreto fue que durante una noche de luna llena, mientras un bote hacía rafting sobre el río Mendoza, sobre el mural que reflejaba la misma montaña en el cerro Negro, pero con otra tonalidad, como lo explicamos en el cuento anterior, apareció la gigantesca figura del Lechomagnota, como si fuera lanzada por un proyector cuya fuente de luz fuese la misma luna llena.
Según la traducción al español de esa nota del Whashington Times, lo que se vio fue un rectángulo iluminado por una luz "semejante a la de la luna llena" -aparentemente artificial-, en el que se reflejaba un globo de diálogo muy muy grande, que salía de una figura atlética, morena, de cabello corto y rostro muy parlantón. Al parecer, para entender el mensaje del globo del diálogo no quedaba otra más que caminar sobre el mismo cerro Negro, para ir deduciendo de una por una las palabras allí proyectadas, lo que significaba un enorme trabajo por parte de cualquier curioso.
Este hecho fue aprovechado por el Trasandino como un turismo aventura. Bajo el título "Conozca al Lechomagnota de la Cordillera", el tren partía a las 21.30 y una hora después llegaba al cerro Negro. Unos guías de andinismo conducían a los contingentes por senderos, que facilitaban el recorrido a lo largo de todo el sector iluminado por esa luz blanca, que al principio se confundió con el de la luna llena, pero ante el éxito de estas excursiones se terminó por confirmar que se trataba de una luz artificial proyectado por un "no se quién" desde algún punto alto de la montaña, con un equipo electrógeno de elevado voltaje.
Cuentan que los turistas que alcanzaron a leer todo el texto de diálogo expuesto por el Lechomagnota en la montaña terminaron con la cabeza en estado de fiebre. Y no por estar alarmados ante la extraña situación, sino más bien por la cantidad interminable de estupideces que tuvieron que leer. Quizás por esto último es que la excursión al cerro Negro durante las lunas llenas terminaron siendo un fracaso para la empresa concesionaria del Trasandino.
Pero más allá de este final anunciado, esto contribuyó a aumentar el misterio del Lechomagnota, hasta el punto de transformarlo en una leyenda, más allá de que el periodista chileno y su par argentino, Santiago Díaz Guerrero, algo tuvieron que ver con este hecho, ya que al poco tiempo se hicieron muy famosos con la instalación de una agencia de publicidad que proyectaba imágenes de anuncios en las laderas de los edificios.

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